"La historia es duración. No vale el grito aislado, por muy largo que sea su eco; vale la prédica constante, continua, persistente. No vale la idea perfecta, absoluta, abstracta, indiferente a los hechos, a la realidad cambiante y móvil; vale la idea germinal, concreta, dialéctica, operante, rica en potencia y capaz de movimiento".
José Carlos Mariátegui
--> SOBRE LA COLUMNA IZQUIERDA RECORRE LOS ALTERMEDIOS, CONOCE LO QUE NO APARECE EN LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN.<--

Libia, la desinformación es un crimen contra humanidad

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Por Stella Calloni
Extraído de Cubadebate

La desinformación sobre lo que sucede en Libia es una de las más emblemáticas de los últimos años, porque en esta ocasión-y quizás sólo valga recordar la ilegalidad de la guerra contra la ex Yugoslavia y la liviandad de alguna prensa  e intelectuales “progresistas” -la mentira y falsedades no sólo son transmitidas por los medios, mayoritariamente en manos del poder hegemónico mundial, sino por muchos de los llamados alternativos.
Incluso curiosamente se habla de que se está transmitiendo “informativamente en forma directa” los acontecimientos en Libia, pero se lo hace desde París, por ejemplo, sin que nadie haga una observación objetiva sobre esto. ¿Es posible
transmitir los gravísimos sucesos en Libia desde París, Madrid o cualquier capital europea?

Es imposible. Sólo estando en el terreno es que se pueden seguir las alternativas de la guerra o en todo caso informarse por quienes están en el lugar, incluyendo diplomáticos de todos los países, a los que hay que recurrir para evitar dar sólo la versión de los “aliados”.
Un ejemplo. Leo hoy en un medio local que la oposición dice que el gobierno libio ha matado ocho mil personas. ¿Quién lo dice? ¿Cuáles y dónde están los líderes de los rebeldes, que aparecen por primera vez en su historia y que no se conocen? Es esta la rebelión más curiosa a la que se le adjudica ser mayoritaria en el país, y “popular”.
Se habló en el escaso tiempo de unos días de este “levantamiento” en zona clave petrolera y de los bombardeos libios contra los “rebeldes”, pero  China y Rusia han advertido que no han sido registrados en ninguna pantalla, ni celular, ni cámaras de esas que en manos rebeldes podían registrar plenamente un bombardeo.
Un día alguien aparece como líder del Comité de Transmisión, pero a los pocos días desaparece y de repente aparece otro y  estos “grupos de oposición” fantasma hacen conferencias con el gobierno de Francia y otros. Nadie conoce el objetivo, las demandas de “los rebeldes” salvo que quieren derrocar a Gadafi, como quieren hacerlo precisamente sus aliados en esta causa y no sólo por el petróleo, sino que es también un avance geoestratégico en una zona que Estados Unidos y su socio cercano Israel intentan poner definitivamente bajo su control.
En la historia de los “levantamientos populares” nunca habíamos registrado una situación parecida.
Y ¿en qué se basan los medios para informar precisiones tales como los supuestos muertos en las filas de los llamados rebeldes? He leído en otro medio que el gobierno de Muamar El Gadafi seguía bombardeando a los “rebeldes”, mientras la coalición bombardeaba distintos lugares en Libia. ¿De dónde les llega la información? ¿De Francia, de Roma, de Londres, de Washington? Por qué entonces precisamente los aliados no estaban asegurando el lugar convenido con la ONU, en una  zona de exclusión  para los aviones libios. ¿Y qué  se espera que digan los periodistas ubicados en esos “estratégicos” lugares?
Lo que tienen que decir es lo que abunda, la necesaria desinformación de los aliados en esta “Odisea del Amanecer”, que lamentablemente sepultó lo poco que quedaba de esperanza en Naciones Unidas. Estos “aliados” necesitan  como el agua sostener sus argumentos falsos.
Porque es falso, absolutamente falso, que no tenían otra alternativa para los sucesos de Libia. Y porque ni siquiera tenían una precisión de lo que realmente estaba sucediendo y, como han señalado varios diplomáticos entre ellos turcos, no esperaron a tener mayores datos fidedignos sobre la situación y apresuraron la resolución de la ONU.
Luego, como si hubieran estado esperando en el pasillo con todas sus armas en las manos, en horas lanzaron sus ataques. El esquema para una zona de exclusión, especialmente en una conjunción de “aliados”, no es cosa de minutos. Cualquier militar lo sabe y especialmente si se va a actuar con responsabilidad.
No la hubo en ningún momento. Los ataques contra objetivos en Libia, que alcanzaron mayoritariamente a zonas civiles comenzaron sin haber probado siquiera el funcionamiento de la zona de exclusión. Y no se habían arbitrado los medios necesarios para evitar tomar medidas más drásticas.
Qué cambio de humor europeo cuando hacía tan poco tiempo sus gobernantes habían recibido a Gadafi, después de años de enfrentamientos y no como dicen algunos “analistas” -inventados por la circunstancia- que siempre fueron “amigos” del gobernante libio. Todo lo contrario.
La diplomacia europea y la confusión y las diferencias dentro del propio gobierno libio posibilitaron  una relación ventajosa entre los gobiernos europeos y Gadafi, a los que este vendía la mayor cantidad de petróleo comparado con lo que exportaba a Estados Unidos.
Y si el petróleo está detrás de esta diligencia con que se actúa contra un país, sin tener mayo cantidad de información, ni tomarse el tiempo para el análisis, vuelve a repetirse un hecho que será gravitante para los pueblos europeos en el futuro.
Y repito aquí los párrafos de una nota que escribí anteriormente.

A principios de 2004 el analista estadounidense Paul Harris (Soberanía, Info. 2004) establecía que
“El verdadero objetivo de la guerra de Estados Unidos contra Iraq  es la competencia de ese país contra el euro. Hay muchas razones para la obsesión de George Bush”
Harris ya había mencionado que la acción contra Iraq, era en realidad contra Europa.
“Siempre que una nación decide ir a la guerra se hacen planes sobre quién ganará y quién perderá; nadie va a la guerra esperando perder, pero no siempre el blanco obvio de la agresión es el verdadero motivo de la guerra.  A veces no se trata de lo que esperas ganar de una guerra sino, más bien, de lo que otro pierde; y no tiene por qué ser tu enemigo declarado quien  cargará con las pérdidas”.
En ese caso pronosticaba Harris  la víctima esperada por Bush era la economía europea, “la cual es robusta y probablemente se haga más fuerte en el futuro cercano”.
Y analizaba que la entrada de Gran Bretaña en la Unión Europea era inevitable, que Escandinavia se unirá más temprano que tarde. Ya, incluso en esos países, habrá diez nuevas naciones miembros en Mayo de 2004, lo cual inflará el PIB de la Unión Europea a cerca de $9.6 trillones, con 450 millones de personas, en contraste con $10.5 trillones y 280 millones de personas en los EE.UU.  Esto representa un bloque formidable de competencia para los EE.UU. pero la situación es mucho más compleja de lo que revelan estos números y mucho de ello depende del futuro de Iraq”.
Recordaba  que si bien el control del petróleo estaba detrás de la guerra contra Iraq, el impulso real  no eran las enormes reservas sin explotar en ese país ni “tanto el deseo de EE.UU. de poner sus sucias manos sobre ese petróleo. Es mas bien por las sucias manos que los norteamericanos quieren mantener alejadas de él”.
Tampoco  habían precipitado estas acciones los sospechosos atentados que derrumbaron o implosionaron las Torres Gemelas el  11 de septiembre de 2001, ni que Washington considerara que Saddam Hussein  era un monstruo, sino que “lo que precipitó esto es que el 6 de Noviembre de 2000 Iraq decidió cambiar al euro la moneda con la cual hacía sus transacciones petroleras. Esta declaración política se hizo y la depreciación constante del dólar contra el euro desde entonces, significó que Iraq obtuviera  buenas ganancias al cambiar sus reservas y su divisa para hacer transacciones”.

La pregunta que surgió y que se hizo George Bush, es:

“¿Qué pasaría si la OPEP, de repente se cambia al euro? Si la OPEP siguiera  el ejemplo de Iraq y empezara a negociar petróleo en euros sucedería una explosión económica y las naciones consumidoras de petróleo tendrían que hacer salir sus dólares de las reservas de sus bancos centrales y reemplazarlos por euros. El valor del dólar se vendría abajo y las consecuencias serían las que podrían esperarse de cualquier colapso de divisa e inflación masiva. Los fondos extranjeros podrían salir atropelladamente del mercado de valores norteamericano y habría una huida de los bancos de los activos en dólares como la de 1930; el déficit presupuestario s incumpliría y así sucesivamente”.

En suma la debacle afectaría a Japón, lo que a su vez arrastraría más duramente a Estados Unidos.

También el objetivo de la guerra de Bush fue amenazar con tomar acciones significativas contra cualquiera de los productores de petróleo que pudieran cambiarse al euro. “Era el euro y por supuesto, Europa el objetivo. USA no va a cruzarse de brazos tranquilamente y dejar a esos advenedizos europeos tomar las riendas de su destino y mucho menos de las finanzas del mundo” concluía Harris, quien hizo un estudio detallado de cómo se había impuesto el dólar desde el final de la Segunda Guerra Mundial y como “la fuerza del dólar desde 1945″ residió en ser la divisa internacional para las transacciones petroleras globales (es decir, “petro-dólar”).

La invasión en Iraq encerró detrás este otro golpe encubierto para impedir el rotundo fortalecimiento de  Europa y también la idea de debilitar organismos desafiantes en manos nuevas, como sucede con la OPEP y los esfuerzos del presidente venezolano Hugo Chávez, para independizar la política petrolera.
Hay demasiado detrás de cualquier acción bélica tan brutal como esta.  Ya se conocen las mentiras y falsos argumentos que se usaron para invadir y ocupar Iraq, incluso Afganistán. Pero ¿a quien le importa? ¿Acaso a la ONU le preocupó el genocidio que continúa en Afganistán e Iraq? La ocupación es un “hecho consumado” al estilo Hitler.
Nadie pregunta porqué se comenzó bombardeando y no estableciendo la zona de exclusión, todo lo cuál también es ilegal en esta circunstancia, pero usando la lógica de los guerreristas -y su obligación de cumplir al menos para la galería de observadores- el primer y exclusivo paso que era establecer el corredor aéreo que impediría los presuntos bombardeos libios sobre “los rebeldes”.
Es absolutamente falso el “humanitarismo” de los que torturaron despiadadamente, mataron, asesinaron y violaron a niños, mujeres y hombres en Iraq y Afganistán. Es falso el “humanitarismo” de los que mantienen una cárcel de experimentos que degrada la condición del ser humano en  la base militar de Guantánamo, territorio  cubano usurpado por Estados Unidos.
Y mientras todo eso sigue sucediendo y el “humanitarismo” de Washington y sus aliados Estados Unidos corre, como lo hicieron en toda la historia de América Latina a apoyar y financiar a los terroristas de Estado de todas las dictaduras, y lo siguen haciendo como en  Honduras, donde disfrazan un gobierno nacido del golpismo, como una democracia, mientras se continúa asesinando a decenas de campesinos, trabajadores, profesionales, maestros y entre ellos 11 periodistas en pocos meses. Pero también en Colombia, donde Estados Unidos oculta a su pueblo que ellos arman a los paramilitares y un ejército como el colombiano que ejerce terrorismo de Estado en el territorio de su país.
En Colombia se denuncian 250 mil desapariciones forzadas bajo esos terrorismos de Estado encubiertos y cada semana mueren más personas de las que murieron en todo el tiempo que duró la dictadura de  Augusto Pinochet en Chile, como  demostraron organismos de Derechos Humanos en Ginebra.
Sería largo enumerar los siniestros “humanitarismos” del imperio, y también la impunidad que les asiste. No hay un solo condenado en Estados Unidos por estos crímenes. En reemplazo de la justicia verdadera, cada tanto se condena a uno o dos soldados como autores de crímenes como los que se han conocido por fotografías en Iraq y Afganistán.
Estos soldados y oficiales jugando con los cadáveres de sus víctimas o posando junto a los muertos en torturas sonriendo, lo que es de una perversión sobrecogedoras, están entrenados para eso.
Oficiales de Estados Unidos declaran públicamente que finalmente han logrado que el reflejo condicionado de sus soldados sea matar”.
¿Investiga alguien cómo es el entrenamiento brutal de las tropas en Estados Unidos? ¿Se interesa alguien por los documentales que incluso suelen exhibirse en la TV común, para constatar que estos entrenamientos suponen humillaciones y torturas para los soldados propios con el fin de “fortalecerlos”, según dicen los manuales?
¿Cómo son las siluetas que se usan para los entrenamientos de tiro en los cuarteles estadounidenses? Son figuras de árabes, negros, mestizos, indios, y junto a ellos gorilas y otros animales. Y este es el mensaje. Lo que están matando sus soldados no son seres humanos, somos el mundo del bestiario que el colonialismo brutal nos ha designado.
Es por todo esto que la irresponsabilidad por una parte y la complicidad por la otra en la información que se transmite es tan criminal como el disparo que mata. Y por eso se da entidad de “rebeldes” a grupos cuyos objetivos orígenes y objetivos no se conocen. Se puede estar defendiendo a mercenarios que son la última “moda” de la guerra preventiva, sin fronteras y sin fin, mercenarios reunidos por los caminos del mundo, como los que mandaron contra Angola, que eran revindicados como héroes o contra Nicaragua en los años 80. Esos hombres, soldados de fortuna, perros de la guerra, que usan las tropas de ocupación en Iraq y Afganistán, contra una población indefensa que no le preocupa a los humanitarios de la ONU.
La hipocresía salvaje de estos tiempos es una afrenta para la humanidad que, mientras esto siga sucediendo, está bajo una grave amenaza y por eso recuperar la palabra y agitarla es una cuestión de resistencia contra el salvajismo y la muerte

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Libia, ¿quién lavará los platos?


  
Por Elsa claro para CUBADEBATE

Los errores, como las escaleras que se necesitan para llegar al cielo, pueden ser pequeñas o enormes. Así sucede con la irresponsabilidad, un mal grave de este revuelto y poco decoroso tiempo.
Las bombas no tienen nombre y menos si se lanzan sobre ciudades, quiero decir, no para abatir objetivos militares, sino buscando hacer daño,  demostrar superioridad, suscitar miedo y rendición. Y resulta que eso no debía pasar. Bien por influjo de amistades peligrosas o por una ingenuidad imperdonable,  la Liga Árabe desterró a Libia de sus filas y dio su visto bueno a la resolución arreglada contra ese país. La praxis que siempre refrenda las verdades más ocultas, revela la desproporción occidental y los resultados sangrientos que no son tan voceados como los “crímenes de Gadafi” pero trascienden, y es cuando sobrevienen tardíos arrepentimientos.

Bueno. Amr Musa,  el mismo que dirige la Liga Árabe dijo :”El objetivo primordial es proteger a los civiles, y no invadir (…) un país. No queremos que ninguna parte vaya demasiado lejos”. Al percatarse de la apurada bestialidad  en transcurso, expuso que “esos bombardeos no tienen nada de común con la creación de la zona de exclusión aérea”. Un poco tarde, seguramente. Reparos no faltaron de Argelia, Siria, Yemen y Sudán, cuyos representantes realizaron fuertes críticas a la decisión de hacerle coro a las exigencias francesas y británico-norteamericanas, que le dieron asidero regional para su ofensiva.
Menos publicitado, pero real de cualquier modo, fue lo recogido por  el Wall Street Journal, al develar que Egipto, con la anuencia de Washington, le venía suministrando armas a la oposición Libia.  Por tanto, mientras a una de las partes le decretaban embargos financieros y cierre a la compra de artefactos defensivos, a la otra le pasaban recursos de forma subversiva. Encantadora probidad la desplegada ¿cierto?
A solo horas de iniciarse las operaciones franco-británico-estadounidenses, esos grupos, que habían reculado de modo notorio ante el empuje del ejército oficial libio, volvían a la carga. Es bien probable que actúen como la infantería que, de momento, solo por ahora, no usan las fuerzas invasoras pero necesitan para consolidar posiciones y tener un equipo político proclive al cual “ayudar”.
Una flaca esperanza quedaba en los enviados de la  Unión Africana (heredera de la OUA desde que en 2002 fuera propuesta ¡por Muammar al-Gaddafi! como organismo integracionista para ese continente). Ya se sabe que el jefe de estado libio no es ningún querubín, pero, según trascendidos, ese conglomerado, compuesto por 53 países, no está de acuerdo con  los destructivos sucesos de tan fuerte tufo a colonialismo enmascarado.
También el ministro de asuntos exteriores ruso, Seguéi Lavrov, viajó hacia a Egipto y Argelia hoy (21 de marzo) para tomar contacto directo con la problemática del país norafricano afectado y otros de la zona. Y es posible que   lleve razón el analista del Centro de Estudios Árabes y ex embajador de Rusia en Libia, Alexéi Podtserob, cuando acude a un ángulo poco abordado de la problemática en curso:
“Mientras la atención de la comunidad mundial está distraída con los sucesos en Libia y el mundo árabe en su conjunto, los israelíes aprovechan para  hacer lo que quieran (…)” con respecto a los palestinos.
Es que estas escaleras, sean grandes o pequeñas, -me digo-no llevan al Paraíso, sino al revés.

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Nuevas reflexiones de Fidel sobre Libia

 

 

La OTAN, la guerra, la mentira y los negocios

10 Marzo 2011
Como algunos conocen, en septiembre de 1969, Muammar al-Gaddafi, un militar árabe beduino de peculiar carácter e inspirado en las ideas del líder egipcio Gamal Abdel Nasser, promovió en el seno de las Fuerzas Armadas un movimiento que derrocó al Rey Idris I de Libia, un país desértico casi en su totalidad y de escasa población, situado al norte de África, entre Túnez y Egipto.
Los importantes y valiosos recursos energéticos de Libia fueron descubriéndose progresivamente.
Nacido en el seno de una familia de la tribu beduina de pastores nómadas del desierto, en la región de Trípoli, Gaddafi era profundamente anticolonialista. Se asegura que un abuelo paterno murió luchando contra los invasores italianos cuando Libia fue invadida por éstos en 1911. El régimen colonial y el fascismo cambiaron la vida de todos. Se dice, igualmente, que el padre sufrió prisión antes de ganarse el pan como obrero industrial.
Incluso, los adversarios de Gaddafi aseguran que se destacó por su inteligencia como estudiante; fue expulsado del liceo por sus actividades antimonárquicas. Logró matricularse en otro liceo y después graduarse en leyes en la Universidad de Bengasi a los 21 años. Ingresa después en el Colegio Militar de Bengasi donde creó lo que se denominó el Movimiento Secreto Unionista de Oficiales Libres, concluyendo posteriormente sus estudios en una academia militar británica.
Estos antecedentes explican la notable influencia que ejerció después en Libia y en otros líderes políticos, estén hoy a favor o en contra de Gaddafi.
Había iniciado su vida política con hechos incuestionablemente revolucionarios.


En marzo de 1970, tras manifestaciones masivas nacionalistas, logró la evacuación de  los soldados británicos del país y, en junio, Estados Unidos desalojó la gran base aérea cerca de Trípoli , entregada a instructores militares egipcios, país aliado a Libia.
En 1970, varias compañías petroleras occidentales y sociedades bancarias con participación de capitales extranjeros fueron afectadas por la Revolución. A fines de 1971, la famosa British Petroleum corrió la misma suerte. En el área agropecuaria todos los bienes italianos fueron confiscados, los colonos y sus descendientes expulsados de Libia.
La intervención estatal se orientó al control de las grandes empresas. La producción de ese país pasó a disfrutar de uno de los niveles más altos del mundo árabe. Se prohibió el juego y el consumo de alcohol. El estatus jurídico de la mujer, tradicionalmente limitado, fue elevado.

El líder libio se enfrascó en teorías extremistas que se oponían tanto al comunismo como al capitalismo. Fue una etapa en la que Gaddafi se dedicó a la teorización, que no tiene sentido incluir en este análisis, aunque sí señalar que en el artículo primero de la Proclama Constitucional de 1969 se establecía el carácter “Socialista” de la Jamahiriya Árabe Libia Popular.
Lo que deseo enfatizar es que a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN nunca le interesaron los derechos humanos.
La olla de grillos que tuvo lugar en el Consejo de Seguridad, en la reunión del Consejo de Derechos Humanos con sede en Ginebra, y en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, fue puro teatro.
Comprendo perfectamente las reacciones de los líderes políticos envueltos en tantas contradicciones y estériles debates, dada la urdimbre de intereses y problemas que deben atender.
Todos sabemos muy bien que el carácter de miembro permanente, el poder de veto, la posesión de armas nucleares, y no pocas instituciones son fuentes de privilegios e intereses impuestos por la fuerza a la humanidad. Se puede estar o no de acuerdo con muchas de ellas, pero jamás aceptarlas como medidas justas o éticas.
El imperio pretende ahora hacer girar los acontecimientos en torno a lo que hizo o no Gaddafi, porque necesita intervenir militarmente en Libia y golpear la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe. Hasta ahora no se decía una palabra, se guardaba silencio y se hacían negocios.
Promovida la latente rebeldía libia por los órganos de inteligencia yanki, o por los errores del propio Gaddafi, es importante que los pueblos no se dejen engañar, ya que muy pronto la opinión mundial tendrá suficientes elementos para saber a qué atenerse.
A mi juicio, y así lo expresé desde el primer momento, había que denunciar los planes de la belicosa OTAN.
Libia, igual que muchos países del Tercer Mundo, es miembro del Movimiento de Países No Alineados, del Grupo de los 77 y otras organizaciones internacionales, a través de las cuales se establecen relaciones independientemente de su sistema económico y social.
A grandes rasgos: la Revolución en Cuba, inspirada en principios Marxistas-Leninistas y Martianos, había triunfado en 1959 a 90 millas de Estados Unidos, que nos impuso la Enmienda Platt y era propietario de la economía de nuestro país.
Casi de inmediato, el imperio promovió contra nuestro pueblo la guerra sucia, las bandas contrarrevolucionarias, el criminal bloqueo económico, y la invasión mercenaria de Girón, custodiada por un portaaviones y su infantería de marina lista para desembarcar si la fuerza mercenaria obtenía determinados objetivos.
Apenas año y medio después nos amenazó con el poderío de su arsenal nuclear. Una guerra de ese carácter estuvo a punto de estallar.
Todos los países latinoamericanos, con la excepción de México, participaron del criminal bloqueo que todavía perdura, sin que nuestro país jamás se rindiera. Es importante recordarlo para los que carecen de memoria histórica.
En enero de 1986, esgrimiendo la idea de que Libia estaba detrás del llamado terrorismo revolucionario, Reagan ordenó romper relaciones económicas y comerciales con ese país.
En marzo, una fuerza de portaaviones en el Golfo de Sirte, dentro de aguas consideradas nacionales por Libia, desató ataques que ocasionaron la destrucción de varias unidades navales provistas de lanzamisiles y de sistemas de radares de costa que ese país había adquirido en la URSS.
El 5 de abril, una discoteca en Berlín Occidental, frecuentada por soldados de Estados Unidos, fue víctima de explosivos plásticos, en el que tres personas murieron, dos de ellas militares norteamericanos y muchos fueron heridos.
Reagan acusó a Gaddafi y ordenó a la Fuerza Aérea que diera respuesta. Tres escuadrones despegaron de los portaaviones de la VI Flota y bases en el Reino Unido, atacaron con misiles y bombas siete objetivos militares en Trípoli y Bengasi. Alrededor de 40 personas murieron, 15 de ellas civiles. Advertido del avance de los bombarderos, Gaddafi reunió la familia y estaba abandonando su residencia ubicada en el complejo militar de Bab Al Aziziya, al sur de la capital. No había concluido la evacuación cuando un misil impactó directamente en la residencia, su hija Hanna murió y otros dos hijos resultaron heridos. El hecho recibió un amplio rechazo; la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución de condena por violación de la Carta de la ONU y el Derecho Internacional. Igual hizo en términos enérgicos el Movimiento de Países No Alineados, la Liga Árabe y la OUA.
El 21 de diciembre de 1988, un Boeing 747 de la compañía Pan Am que volaba de Londres a Nueva York se desintegró en pleno vuelo por el estallido de una bomba, los restos cayeron sobre la localidad de Lockerbie, y la tragedia costó 270 vidas de 21 nacionalidades.
En un principio el Gobierno de Estados Unidos sospechó de Irán, como represalia por la muerte de 290 personas por el derribo de un Airbus de su línea estatal. Las investigaciones, según los yankis, implicaban dos agentes de la inteligencia Libia. Imputaciones similares contra Libia se hicieron por un avión de la aerolínea francesa en ruta Brazzaville-N’Djamena-Paris, implicando a funcionarios libios que Gaddafi rechazó extraditar por hechos que negó categóricamente.
Una leyenda tenebrosa se fabricó contra él con la participación de Reagan y Bush padre.
Desde 1975 hasta la etapa final del gobierno de Reagan, Cuba se había consagrado a sus deberes internacionalistas en Angola y otros países de África. Conocíamos de los conflictos que se desarrollaron en Libia o en torno a ella por lecturas y testimonios de personas muy vinculadas a ese país y al mundo árabe, así como por las impresiones que guardamos de numerosas personalidades de distintos países con los que tuvimos contactos en aquellos años.
Muchos conocidos líderes africanos con los que Gaddafi mantenía relaciones estrechas se esforzaron por buscar soluciones a las tensas relaciones entre Libia y el Reino Unido.
El Consejo de Seguridad le había impuesto sanciones a Libia que comenzaron a superarse cuando Gaddafi aceptó someter a juicio, con determinadas condiciones, a los dos acusados por el avión que estalló sobre Escocia.
Delegaciones libias comenzaron a ser invitadas a reuniones intereuropeas. En julio de 1999 Londres inició el restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas con Libia, después de algunas concesiones adicionales.
En septiembre de ese año, los ministros de la Unión Europea aceptaron revocar las medidas restrictivas al comercio tomadas en 1992.
El 2 de diciembre, Massimo D’Alema, primer ministro italiano, realizó la primera visita de un jefe de gobierno europeo a Libia.
Desaparecida la URSS y el campo socialista de Europa, Gaddafi decidió aceptar las demandas de Estados Unidos y la OTAN.
Cuando visité Libia en mayo de 2001, me exhibió las ruinas del traidor ataque con que Reagan asesinó a su hija, y estuvo a punto de exterminar a toda la familia.
A inicios del 2002, el Departamento de Estado informó que estaban en curso conversaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Libia.
En mayo se había vuelto a incluir a Libia en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, aunque, en enero, el presidente George W. Bush no había mencionado al país africano en su célebre discurso sobre los integrantes del “eje del mal”.
Al iniciarse el año 2003, en virtud del acuerdo económico sobre indemnizaciones alcanzado entre Libia y los países demandantes, Reino Unido y Francia, el Consejo de Seguridad de la ONU levantó las sanciones de 1992 contra Libia.
Antes de finalizar el 2003, Bush y Tony Blair informaron de un acuerdo con Libia, país que había entregado a expertos de inteligencia del Reino Unido y Washington documentación de los programas no convencionales de armas, así como misiles balísticos con un alcance superior a 300 kilómetros. Funcionarios de ambos países ya habían visitado diversas instalaciones. Era el fruto de muchos meses de conversaciones entre Trípoli y Washington, como reveló el propio Bush.
Gaddafi cumplió sus promesas de desarme. En pocos meses Libia entregó las cinco unidades de misiles Scud-C con un alcance de 800 kilómetros y los cientos de Scud-B, cuyo alcance sobrepasaba los 300 kilómetros en misiles defensivos de corto alcance.
A partir de octubre de 2002 se inició el maratón de visitas a Trípoli: Berlusconi, en octubre de 2002; José María Aznar, en septiembre de 2003; Berlusconi de nuevo en febrero, agosto y octubre de 2004; Blair, en marzo de 2004; el alemán Schröeder, en octubre de ese año; Jacques Chirac, en noviembre de 2004. Todo el mundo feliz. Poderoso caballero es don dinero.
Gaddafi recorrió triunfalmente Europa. Fue recibido en Bruselas en abril de 2004 por Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea; en agosto de ese año el líder libio invitó a Bush a visitar su país; Exxon Mobil, Chevron Texaco y Conoco Philips ultimaban la reanudación de la extracción de crudo a través de joint ventures.
En mayo de 2006, Estados Unidos anunció la retirada de Libia de la lista de países terroristas y el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas.
En 2006 y 2007, Francia y Estados Unidos suscribieron acuerdos de cooperación nuclear con fines pacíficos; en mayo de 2007, Blair volvió a visitar a Gaddafi en Sirte. British Petroleum firmó un contrato “enormemente importante” según se declaró para la exploración de yacimientos de gas.
En diciembre de 2007, Gaddafi realizó dos visitas a Francia y firmó contratos de equipamientos militares y civiles por valor de 10 000 millones de euros; y a España, donde se entrevistó con el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Contratos millonarios se suscribieron con importantes países de la OTAN.
¿Qué es lo que ahora ha originado la retirada precipitada de las embajadas de Estados Unidos y los demás miembros de la OTAN?
Todo resulta sumamente extraño.
George W. Bush, el padre de la estúpida guerra antiterrorista, declaró el 20 de septiembre de 2001 a los cadetes de West Point “Nuestra seguridad requerirá [...] la fuerza militar que ustedes dirigirán, una fuerza que debe estar lista para atacar inmediatamente en cualquier oscuro rincón del mundo. Y nuestra seguridad requerirá que estemos listos para el ataque preventivo cuando sea necesario defender nuestra libertad y [...] nuestra vidas.”
“Debemos descubrir células terroristas en 60 países o más [...] Junto a nuestros amigos y aliados, debemos oponernos a la proliferación y afrontar a los regímenes que patrocinan el terrorismo, según requiera cada caso.”
¿Qué pensará Obama de ese discurso?
¿Qué sanciones impondrá el Consejo de Seguridad a los que mataron más de un millón de civiles en Irak y a los que todos los días asesinan hombres mujeres y niños en Afganistán, donde en días recientes la población enardecida se lanzó a las calles a protestar contra la matanza de niños inocentes?
Un despacho de la AFP procedente de Kabul, fechado hoy 9 de marzo, rebela que: “El año pasado fue el más letal para los civiles en nueve años de guerra entre los talibanes y las fuerzas internacionales en Afganistán, con casi 2.800 muertos, un 15% mas que en 2009, indicó el miércoles un informe de la ONU, que subraya el costo humano del conflicto para la población.”
“…la insurrección de los talibanes se intensificó y ganó terreno en estos últimos años, con acciones de guerrilla más allá de sus bastiones tradicionales del sur y del este.”
“Con 2 777 exactamente, el número de civiles muertos en 2010 aumentó en 15% con respecto a 2009, indica el informe anual conjunto de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán…”
“El presidente Barack Obama expresó el 3 de marzo su “profundo pesar” al pueblo afgano por los nueve niños muertos, y también lo hicieron el general estadounidense David Petraeus, comandante en jefe de la ISAF, y el secretario de Defensa, Robert Gates.”
“…el reporte de la UNAMA destaca que el número de civiles muertos en 2010 es cuatro veces superior a los soldados de las fuerzas internacionales caídos en combate en ese mismo año.
“El año 2010 ha sido, de lejos, el año más mortífero para los soldados extranjeros en nueve años de guerra, con 711 muertos, confirmando que la guerrilla de los talibanes se intensificó pese al envío de 30.000 soldados estadounidenses de refuerzo el año pasado.”
Durante 10 días, en Ginebra y en Naciones Unidas, se pronunciaron más de 150 discursos sobre violaciones de los derechos humanos que fueron repetidos millones de veces por televisión, radio, Internet y la prensa escrita.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, en su intervención del pasado 1º de marzo de 2011 ante los Ministros de Relaciones Exteriores reunidos en Ginebra, expresó:
“La conciencia humana rechaza la muerte de personas inocentes en cualquier circunstancia y lugar. Cuba comparte plenamente la preocupación mundial por las pérdidas de vidas de civiles en Libia y desea que su pueblo alcance una solución pacífica y soberana a la guerra civil que allí ocurre, sin ninguna injerencia extranjera, y que garantice la integridad de esa nación.”
Algunos de los párrafos finales de su intervención fueron lapidarios:
“Si el derecho humano esencial es el derecho a la vida, ¿estará listo el Consejo para suspender la membresía de los Estados que desaten una guerra?”
“¿Suspenderá a los Estados que financien y suministren ayuda militar empleada por el Estado receptor en violaciones masivas, flagrantes y sistemáticas de los derechos humanos y en ataques contra la población civil, como las que ocurren en Palestina?
“¿Aplicará esa medida contra países poderosos que realicen ejecuciones extrajudiciales en territorio de otros Estados con empleo de alta tecnología, como municiones inteligentes y aviones no tripulados?
“¿Qué ocurrirá con Estados que acepten en sus territorios cárceles ilegales secretas, faciliten el tránsito de vuelos secretos con personas secuestradas o participen de actos de tortura?”
Compartimos plenamente la valiente posición del líder bolivariano Hugo Chávez y el ALBA.
Estamos contra la guerra interna en Libia, a favor de la paz inmediata y el respeto pleno a la vida y los derechos de todos los ciudadanos, sin intervención extranjera, que solo serviría a la prolongación del conflicto y los intereses de la OTAN.


Fuente: Cubadebate
http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2011/03/10/la-otan-la-guerra-la-mentira-y-los-negocios

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