"La historia es duración. No vale el grito aislado, por muy largo que sea su eco; vale la prédica constante, continua, persistente. No vale la idea perfecta, absoluta, abstracta, indiferente a los hechos, a la realidad cambiante y móvil; vale la idea germinal, concreta, dialéctica, operante, rica en potencia y capaz de movimiento".
José Carlos Mariátegui
--> SOBRE LA COLUMNA IZQUIERDA RECORRE LOS ALTERMEDIOS, CONOCE LO QUE NO APARECE EN LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN.<--

Carta de una niña Mapuche



Carta de la Niña Mapuche Relmutray Cadin Calfunao al Presidente Sebastian Piñera Echeñique

Señor: Sebastián Piñera Echenique
Presidente de la República
Palacio La Moneda
Santiago, Chile
Presente:
Lo primero que quiero decirle es que escribo esta carta con mucha tristeza. Mi nombre es Relmutray Cadin Calfunao, de 12 años de edad, en estos momentos vivo en Suiza, y desde el 10 de Septiembre del año 2008 estoy a la espera del resultado de mi solicitud de asilo político en este país. Soy la hija menor de la lonko Juana Calfunao Paillalef, presa política mapuche que se encuentra encarcelada en la cárcel de Temuco por más de 4 años, sentenciada por ofender la a autoridad.
A pesar de la buena conducta de mi madre, y no haber herido ni causado daño a nadie, las autoridades judiciales le han negado en tres ocasiones la solicitud de libertad incondicional. En estos momentos, mi madre está enferma, producto de las torturas, tanto físicas como psicológicas, de las que ha sido objeto durante su detención.
La mala salud de mi madre se ve agravada por la tristeza que la embarga al observar que la vida de su hijo Waikilaf, quien se encuentra en huelga de hambre por más de 50 días, se consume lentamente. Mi hermano Waikilaf se encuentra en huelga de hambre desde el 12 de julio, junto a otros 32 hermanos mapuches. Además de la tristeza que me causa la mala salud de mi madre y de mi hermano, quien en los últimos días ha sido llevado de urgencia al hospital para salvarle la vida, ayer me enteré que otros tres niños mapuches se sumaron a la huelga de hambre, protestando por su inocencia y por haber sufrido torturas en las cárceles chilenas.


Sr. Presidente, yo no entiendo de política, porque soy solo una niña, pero me pregunto, ¿porque existe tanta represión contra mi pueblo? Los mapuches que llevan años encarcelados, como mi madre, no han matado ni robado a nadie, mientras que policías, que en los últimos años han matado a cinco jóvenes e hicieron desaparecer otro, están libres. ¿Donde está la justicia?
Señor presidente, como exiliada mapuche solicito que atienda usted las siguientes demandas que están solicitando mis hermanos mapuches en huelga de hambre: 

- No aplicación de la ley antiterrorista
- Derogación del doble procesamiento, civil y militar
- La desmilitarización de las comunidades mapuches, y no más violencia contra los niños y niñas mapuches
- Respeto al debido proceso (juicios justos)
- La retirada de nuestro territorio de las empresas forestales y de las empresas contaminantes 

Señor presidente, a pesar de las pesadillas que me causan el brutal asalto de mi casa, los allanamientos reiterados de mi comunidad y el apaleo de mi madre que observe cuando pequeña, mi gran deseo es volver a mi tierra. Si esta represión cesara en nuestra comunidad y tuviera un hogar, libres de allanamientos y además se respetara a los niños, yo bien podría volver a mi comunidad a disfrutar del paisaje de los ríos y de la naturaleza de mi tierra y volver a estar junto a mis padres y hermanos. “De usted depende, señor presidente”.

Atentamente.
Relmutray Cadin Calfunao
Exiliada Política Mapuche
Suiza 02 de Septiembre 2010
P.D.- Pido a quien quiera que lea esta carta, que si tiene a bien visitar a mi madre la Lonko, Juana Calfunao Paillalef, lo puede hacer en la cárcel de mujeres, Callejón Carmines 0249, Temuco, IX Región, y a mi Hermano Waikilaf Cadin Calfunao Cárcel de Ango; o a mi Padre en Chile. Antonio Cadin Huentelao

Fuente: KAOSENLARED.NET

NO al cinismo


 Por Osvaldo Bayer
A veces las sociedades muestran rostros crueles y cínicos que nos hacen sospechar que el ser humano, en general, es acomodaticio y falso. Aunque nunca generalizaremos –por las muestras de coraje civil de tantos héroes del pueblo–, sin embargo nos hace sentirnos a veces inseguros y pesimistas. Por ejemplo, el cinismo de las autoridades chilenas con la huelga de hambre que sostienen los treinta y dos mapuches podría calificarse de despreciable, sin caer en el prejuicio ni en lo injusto. El caso ya es notorio, lo conoce todo el mundo, esos presos están en huelga de hambre ya desde hace 75 días y, para colmo, en las últimas jornadas ya ni siquiera toman líquidos. Siete de ellos han sido internados en el hospital de Concepción. Se ha levantado un clamor que trasciende los Andes y ha llegado a todas las latitudes.
Están detenidos desde los tiempos de la presidenta Bachelet, y ésta se defiende diciendo que están condenados por la ley antiterrorista y que ella pidió la anulación de esta ley pero su pedido fue rechazado por el Congreso nacional. Causa pena que la heredera de Salvador Allende haya permitido que se aplicara la ley antiterrorista aprobada por el dictador Pinochet. Y que ahora siga rigiendo bajo el nuevo mandatario Piñera, un heredero de la derecha que apoyó al criminal militar. Realidades latinoamericanas. Es lamentable que representantes elegidos por el pueblo sigan obedeciendo dictados de los que asaltaron el poder y cometieron delitos de lesa humanidad contra el pueblo.
Es la misma cobardía que demostraron aquellos gobiernos de nuestro país que aceptaron regirse por la ley de medios de comunicación de la dictadura militar de la desaparición de personas, ley que finalmente fue derogada después de más de un cuarto de siglo que siguió imperando en esta nueva democracia.
Estos héroes mapuches que llevan a cabo la huelga de hambre son tratados así porque defienden su tierra contra los avances de un capitalismo que destruye la naturaleza. La reacción de ellos fue legítima: oponerse para defender el medioambiente que siempre los ha rodeado. Se los acusó de terroristas y están siendo juzgados por tribunales militares porque así lo ordena la ley de Pinochet. Además fueron detenidos en forma oprobiosa por los mismos militares. Está todo descrito en las crónicas. Pero nada. Por eso empezaron con la única arma no violenta que puede comprometer a los injustos del poder: ofrecer la propia vida como protesta. La huelga de hambre. Con sus imprevisibles consecuencias.
Me han conmovido los llamados de esos verdaderos mártires. Por ejemplo, leamos este escrito de ellos:

“Nuestra propuesta para ustedes amigos, amigas, sectores sociales verdaderamente progresistas, hermanos libertarios, obreros y estudiantes, pueblo antisistémico y contestatario, hombres sinceros y hermosas mujeres conscientes: sumarse a nuestra lucha en un bloque amplio de participación, buscar en la lucha misma el fortalecimiento de sus propias propuestas que les identifiquen, utilizar este tiempo de protesta para encontrar a los amigos de los que nos priva el consumismo y el individualismo egoísta; invitar al compromiso social para desenmascarar a estos tiranos que se disfrazan de humildad y que por todos los medios intentan convencernos de que es necesaria su tiranía, socavar las entrañas de este sistema para construir con nuestras propias manos el futuro que merecemos... La lección de esto es que al contrario de los gobiernos que desprecian la vida y su propia historia, nosotros nos hacemos cargo de ella y amamos tanto la vida que la exponemos en esta privación voluntaria de alimentos... Amamos con ternura a nuestros hijos que extrañamos, también a todos los niños mapuches porque con nuestro dolor y sacrificio proclamamos la esperanza de su futuro... Hermanos mapuches, ámense, reprodúzcanse, tengan muchos hijos, recuperen, luchen y continúen amándose. Hermanos winkas pobres y solidarios, únanse, fortalezcan sus luchas, golpeen desde todos lados al poder que los oprime, reclamen lo que les pertenece y por supuesto ámense mucho y sean germen de generaciones de solidaridad”.


¡Qué lenguaje! Poesía y coraje. Y el gobierno elegido los hace juzgar por militares. Los militares que sirvieron y obedecieron a Pinochet. ¿A dónde quedó el paisaje, a dónde la mano abierta, a dónde el diálogo? ¿A dónde la verdadera democracia? Para ser pesimistas acerca del futuro del ser humano bastarían todas estas pruebas, pero nacen las palabras de estos hombres: “Hermanos... pobres y solidarios, únanse... ámense mucho y sean germen de generaciones de solidaridad” nos dicen ellos, los presos. No, es increíble, el ser humano no se rinde a pesar de la desaparición, del fusilamiento en canchas de fútbol, de la codicia del poder, de los uniformes para matar la vida. Por eso nos gusta la solidaridad con ellos que se ha desatado en tierra argentina.
Pero eso sí, el gobierno de Piñera exige de la Argentina que le entregue al luchador de la resistencia Galvarino Apablaza Guerra, que fue secuestrado en aquellos años y torturado bárbaramente por la dictadura militar chilena. Lo exigen los mismos jueces que actuaron durante la dictadura de Pinochet y que siguen en su oficio en la actual “democracia”. La Asamblea Nacional por los Derechos Humanos de Chile ha protestado enérgicamente por la pretensión de Piñera y sus jueces y destaca que esa actitud no es más que la continuación de una política de terrorismo de Estado. Es hasta increíble: la democracia chilena juzga a los mapuches con jueces militares y a la vez exige la entrega de un luchador antipinochetista a la Argentina. Me hace acordar con mucho dolor, cuando Alfonsín pactó con los carapintadas en aquella Semana Santa cuando desde el balcón de la Rosada dijo: “La casa está en orden, felices Pascuas” y accedió al “punto final” y a la “obediencia debida” mientras que después, en el caso de La Tablada, contra la izquierda, ordenó la represión al general Arrillaga, un brutal asesino de la dictadura, autor de La Noche de las Corbatas, en Mar del Plata, que hizo desaparecer en una noche a todos los abogados de derechos humanos de esa ciudad. Ese asesino, hoy juzgado por sus crímenes, fusiló, torturó e hizo desaparecer, en plena democracia, a varios de los invasores de ese cuartel. Claro, en ese caso eran izquierdistas.
Particularidades de nuestras democracias latinoamericanas. Para los derechistas uniformados, la complacencia; para la izquierda, todo el peso “de la ley”.
Creemos que en el caso de los huelguistas de hambre mapuches del sur chileno, defensores de su tierra y su naturaleza, debemos expresar, como latinoamericanos todo nuestro apoyo y nuestra protesta, para marcar nuestro futuro sin fronteras y por el respeto a nuestra naturaleza pensando en las próximas generaciones. Y que, ante todo, debemos proteger a quienes ofrecieron su vida en su lucha contra las dictaduras. Concesiones en ese sentido nos haría sentir que entramos en el mundo del cinismo.
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Leer nota completa en Contratapa de Página 12 del 25/9/10

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